La Selección Argentina Sub-20 logró el domingo en Toronto, Canadá, el sexto título en esa categoría, demostrando que la Copa sigue estando en buenas manos, subiendo el equipo nacional al escalón más alto del podio, repitiendo además la vuelta olímpica, el premio al goleador y al mejor jugador (Sergio Agüero), adicionándole a esto ser: Campeón invicto, equipo más goleador y tener menos goles en contra.
Los chicos de la delegación argentina -arribarán hoy a las 8,15 a Ezeiza y desde el aeropuerto se trasladarán al predio de la AFA donde brindarán una conferencia de prensa- se quedaron con todo, inclusive con la gloria. No fue fácil la final contra República Checa, al que se le ganó 2 a 1, tras remontar la desventaja. Y los chicos de Hugo Tocalli, así como durante el campeonato desparramaron fútbol, goles extraordinarios y muy buenas actuaciones individuales y el domingo dieron una cátedra de PERSONALIDAD (sí, con mayúsculas).
Con este nuevo halago del Sub-20 la Argentina confirma el poderío que tiene en esa categoría, que arrancó en el ´79 en Japón, siguió en Qatar ´95, Malasia ´97, Argentina 2001 y Holanda 2005. Pero de todos esos títulos, sin lugar a dudas este es el que más reconocemos los campanenses, porque integró el plantel Leonardo Sigali, aquel chico que un día partiera cargado de sueños y con el enorme sacrificio de sus padres realizara las inferiores en Nueva Chicago y que luego, lograra el objetivo de alcanzar la Primera, obtener el ascenso a la máxima categoría y desde allí llegar a la Selección.
En el equipo de Tocalli parecía estar condenado a ver los partidos desde afuera, pero el destino le tenía preparado la grata sorpresa de tener que ser titular en el partido final y como si ello fuera poco debiendo jugar en puestos no habituales al suyo, porque ante República Checa arrancó como lateral por derecha y terminó jugando de volante central, nada que ver con su natural de zaguero medio, pero sus condiciones y de manera especial la voluntad de colaborar, hicieron que tuviera una destacada actuación y fuera uno de los que elevaron el trofeo. Después ya con la medalla de Campeón del Mundo colgando de su cuello llegó el festejo y Leonardo hasta se dio el gusto de mostrar al universo una bandera argentina con un CAMPANA enorme, tan enorme como la contagiosa alegría personal, de su familia y de la comunidad toda.
