El pasado 28 de marzo culminó la visita apostólica del Papa Benedicto XVI a México y Cuba, un periplo que despertaba muchas inquietudes porque existían muchos vaticinios sobre los objetivos de la misma, el momento en que se desarrollaban y las actitudes que habría de suscitar entre sus anfitriones en el país azteca y en la emblemática isla.
El Papa subrayó la alegría de los niños tanto en México como en Cuba y animó a aumentar la fe para dejar a las generaciones futuras una sociedad mejor, en las que se respeten los derechos humanos. Cuando recordó sus días en Cuba, dijo que el país necesita cambios que sólo tendrán lugar cuando sus ciudadanos puedan libremente buscar la verdad, la fraternidad y la reconciliación. El Papa aseguró que la Iglesia no pide privilegios sino el derecho de practicar su fe de manera abierta. Benedicto XVI también animó a reflexionar sobre el significado de la Semana Santa.
En Cuba el panorama era de gran ansiedad; tal y como se ha señalado en profundidad en múltiples publicaciones académicas y periodísticas el panorama de enero de 1998 recibiendo a Juan Pablo II, es muy diferente a este de 2012. Fidel Castro està retirado, al menos en apariencias. Ello lo comprende perfectamente bien Raúl Castro, y es por ello que su discurso de bienvenida al Sumo Pontífice fue una arriesgada y directa denuncia a las presiones de una nación poderosa que ha atacado y presionado a Cuba, negando cualquier posibilidad de desarrollo. En ningún momento hubo un ataque, alguna insinuación, o ánimo de provocación, Castro trató a Ratzinger como un par, como Jefe de Estado y Jefe de una Iglesia con la cual hay importantes alianzas, un socio con el que hay profundas divergencias que deben ser superadas en aras de ganar adeptos a su discurso.
Benedicto XVI a su vez, reiteró la estrategia puesta en marcha en México, su visita es un viaje pastoral, desprovisto de cualquier otro interés y enmarcado en el deseo de visitar en las fiestas del Bicentenario a la Patrona de América primero, y después a la Virgen de la Caridad del Cobre (patrona de Cuba) en el 400º Aniversario de su descubrimiento. Como respuesta a la pública y enérgica denuncia en la bienvenida, el Papa mencionó como la crisis económica que se vive en muchos lugares del mundo, es sobre todo una crisis moral y ética. Indudablemente, el mensaje también es certero diplomáticamente… no es el socialismo el causante de la crisis en el mundo, por lo menos no el único, el capitalismo salvaje tiene tanta o más responsabilidad en la crisis que sumió al primer mundo.
Su visita no pasó desapercibida, hasta el Diario cubano Granma, insigne órgano del Partido Comunista le dedicó un florido editorial de bienvenida y proselitismo que podía hacer olvidar las difíciles relaciones entre el Comunismo y la Cátedra de San Pedro. A su vez, Benedicto XVI pudo reunirse no sólo con el Presidente Raúl, sino con su predecesor, Fidel en la Sede de la Nunciatura Apostólica, en lo que fue una reunión de diálogo sencillo y trivial alejado (según las fuentes) de los principales puntos de desacuerdo.
Quizá la alusión más fuerte del Pontífice se dio en el marco de la Homilia pronunciada en la Misa en la Plaza de la Revolución, cuando afirmó el día miércoles 27: "Cuba y el mundo necesitan cambios, pero éstos se darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad"; cambios. Quizá la mágica palabra mencionada sólo en dos ocasiones por el Jerarca sea la clave de la posición de la Iglesia: el reconocimiento sólo puede ir de la mano de cambios a favor de la dignidad de los cubanos. Pero el desarrollo de los mismos, solo podrá darse en el marco de un diálogo respetuoso, algo que no ha sido sencillo de comprender para los disidentes cubanos, que esperaban una Audiencia con el Jefe del Estado Vaticano y que han sido críticos a la prudencia papal.
Sin embargo, el balance es positivo, Benedicto XVI no ha traicionado su carácter, sigue siendo un académico prudente que no teme a denunciar la grave crisis moral de la sociedad pero con un tono de voz mesurado y basado en el diálogo. Un profesor universitario que no puede acaparar cámaras y micrófonos como lo hacía su predecesor, pero que comprende que América latina -tan diferente a la Europa afectada por la crisis-se encuentra en una encrucijada entre la esperanza y la repetición de los viejos errores de los últimos 200 años.
Nota bene : Cabe destacar un muy fructìfero e imbuìdo de espìritu reconciliatorio encuentro entre el Santo Padre y el Comandante Fidel Castro. Como corolario, este año el Viernes Santo serà feriado nacional. Atentos a la constitución marxista leninista de la ley fundamental cubana, y su impronta totalitaria en cuando culto, cultura y educación, estos signos mno dejan de ser esperanzadores de un futuro con mayor vigencia de estilo democràtico. Ni la Santa Sede ni la S.O.M. de Malta rompieron relaciones nunca con el règimen de Fidel Castro, curiosamente por otros motivos ,razones afectivas e històricas, la España del Generalìsimo Franco tampoco, y, nunca dejaron de contribuir a las necesidades humanitarias, incluso de medicamentos, alimentos y asistencia espiritual y sanitaria al pueblo cubano. Por otra parte, el gobierno encomendò, al menos pensamos que con buena predisposición, la mediación oficiosa de la Santa Sede para con los contestarios al règimen y un proyecto de progresiva flexibilización para con los detenidos polìticos.
NESTOR DANIEL VILLA