Aunque en el pago chico la indiferencia ¿masiva? para apoyar situaciones en la que los delitos aberrantes -producto de la impunidad que aún se transita desde el Estado- persisten en existir, y que la sostenida lucha de a Abuelas haya vuelto a poner a consideración de la sociedad la restitución de la identidad a Pablo Javier Gaona Miranda -nieto nro. 106-, implica que la persistente actitud de variopintos sectores del "mediopelo" y de alguna incierta "progesía" locales, de devolver indiferencia ante lo que puedan suponer no les incumbe o perjudica su "imagen social", lo cierto resulta que lo incordioso sobre hechos ocurridos en los ´70, tanto como hechos de manifiesta impunidad contra jóvenes en Campana, si bien expone y visibiliza una "violencia institucional" repudiable, también deja espacio para algunas reflexiones -que sí modestas y discutibles-, hay que plantear o, al menos, intentarlo.
Tal vez podría arriesgarse que se piensa que si lo ocurrido a los pibes "no les pasó a los míos, no es mi problema" o "como no violaron mis derechos, no es mi problema", tópicos recurrentes que más de una vez se han escuchado en indeterminados lugares en el pueblo. Pero más allá de cualquier punto de vista, están los que laburan para que tanto la impunidad, la "violencia institucional", dejen de ser la pesadilla que aborta cualquier sueño.
Sueños que podrán volverse realidad -como el juzgamiento y condena por el "Plan Sistemático" de robos de bebés-, considerando que ningún "lúcido" analista de la política argenta imaginó en épocas recientes -con Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde-, que parte de los represores serían juzgados y condenados por los delitos cometidos contra el pueblo argentino y aún más: que la "pata cívica" de la dictadura podría ser llevada a tribunales y juzgada, como se está realizando con Blaquier en Jujuy, por la desaparición de trabajadores del "Ingenio Ledesma" y del intendente radical Luis Aredez. Pero lo que pretenden destacar estas líneas excede el reconocimiento a la constante militancia en DH del pueblo, y se vincula a la participación que tuviera como profesional en las tramitaciones judiciales junto al equipo de abogados de Abuelas de Plaza de Mayo nuestra vecina, la Dra. María Inés Bedia, hecho reconocido por quienes saben de su compromiso, pero hay que señalar que contrasta con reconocimientos locales a ¿figuras? que suelen tener mejor prensa de la que poseen personas que son consecuentes en sus convicciones y lucha. Para el caso, la Dra. Bedia, integrada a un grupo de trabajo en Abuelas, colaborando con las causas de Zárate-Campana, como (muy) pocos abogados lo han hecho, sin que ello signifique conferir "cucardas" honoríficas por lo que se realiza, máxime en momentos en los que, en el pago chico, hasta funcionarios y/o militantes anuncian "articular" en torno a la significación que han tenido hechos aberrantes para proceder a su recordación, luego de 29(veintinueve) años de "borrarse" o acercarse mínimamente para reclamar justicia, al menos por los compañeros/as peronistas que, como tantos otros/as, merecen Memoria, Verdad y Justicia, pero que para el caso puntual mencionado, tiene la única pretensión de recordar, consignándolo, que no todo es lo mismo, que no todos son lo mismo, y que el trabajo, el compromiso profesional de la Dra. Bedia, es reconocido no sólo por quienes militan hace un rato largo en DH sino, sobre todo, porque la indiferencia tampoco será otro camino al olvido. Vos ve.
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