Hemos visto en estos días distintos reclamos salariales de fuerzas de seguridad, que por legítimos que sean, ponen en vilo a la sociedad Democrática.
En primer lugar es necesario revalorizar el rol a cumplir por la Prefectura y Gendarmería en la custodia de nuestros ríos, mares y fronteras. Pero necesitamos cada vez mas equipamientos y tecnología para proteger nuestra soberanía.
Sin embargo, y a pesar de lo justo que puedan ser los reclamos salariales, los miembros de la fuerza de seguridad a las cuales el pueblo en general le confió su custodia, no deben reclamar como si fueran trabajadores agremiados, precisamente por ser depositarios de herramientas fundamentales en la custodia y seguridad de la Nación, puestos allí y solventados por contribuyentes de la Nación.
Pero fundamentalmente, porque a partir de estas actitudes, aparecen agazapados sectores minoritarios , con claros mensajes destituyentes, buscando rápidamente a través de los medios hegemónicos, instalar la "gravedad de la situación".
Con el sistema democrático no se juega, nos costó mucho a los argentinos consolidar las instituciones luego de la feroz dictadura militar (1976-1982).
Son muchos ejemplos en América Latina de situaciones golpistas, donde sectores de derecha se acoplaron sublevaciones parciales.
Las fuerzas de seguridad de la Nación deben estar bien remuneradas, pero claramente subordinadas al Poder Constitucional, debiendo sus reclamos ser canalizados a través de los organismos pertinentes y nunca mas por huelgas de carácter contestatarios.